Los procesos de cambio necesitan su tiempo. Tener prisa es fruto de no alcanzar lo que está pasando en ti y en tu mundo.
Lo que ayuda a avanzar es entender el ritmo y llevarlo a cabo suavemente.
El propio ritmo se conjuga desde dentro y cuando no es respetado chilla porque la transformación es importante y el momento es vulnerable.
Sí, es importante independientemente de los objetivos del mundo exterior. Puede coincidir en los tiempos, pero puede que no.
Este orden acompasado nos enseña que formamos parte de un universo y nos pide enlazarse completamente con la vida desde un lugar nuevo.
Escapar es demorar el proceso que no tiene prisa y en algunos casos, nos puede tomar años.
Empujarlo es maltrato hacia uno mismo, debilita la energía que se necesita. Son grandes despedidas y abre nuevos encuentros.
Empujarlo nos lleva a la desesperanza, a sentirnos abandonados, a la ansiedad, a sentirnos perdidos.
El regalo es tuyo y eres tú quien lo tiene que encontrar.
No es que sea difícil.
Cuando regamos con amor entendiendo la naturaleza de lo que plantamos, todo crece y florece. Por mucha agua, por mucho estímulo que se invierta, no crecerá y marchitará.
He visto muchas personas con estas prisas en sus procesos y probando fórmulas milagro con una preocupación por salir de ahí. No se dan cuenta que lo frenan, lo demoran porque no lo acompañan y añaden mayor sufrimiento.
Es como si a un niño de tres años lo presionamos para tener el cuerpo de un adulto.
En estos últimos años, la vida me ha traído varias pérdidas. Algunas han venido a la vez y otras, se han enlazado. En mis procesos de transformación, aprendí que resistirse genera dolor y siempre me pongo alineada con el momento.
La vida no tiene prisa. Las estaciones no tienen prisa. Todo tiene su ritmo.
Los paisajes que más me enamoran son los que están en transición como el otoño con sus gamas de verdes, ocres, rojizos, anaranjados, la emanación de la tierra mojada, la sensación de pisar las hojas caídas, el primer frescor en la cara después del verano…
¿Y si en nuestras transiciones también hay tanta belleza y no la vemos porque no nos paramos?
Es importante este momento para que llegue lo siguiente con toda amplitud y generosidad.
Las elecciones que se tomen precisan de este espacio.
Las convicciones a las que se lleguen, cada paso se irá revelando como algo natural.
Sería, quizás, buena idea proteger a este visitante, este no saber de ahora como alguien muy querido que elaborará un nuevo comienzo con todas sus posibilidades.
De hecho, ha llegado para darle un sentido y nuevos significados.
Entonces, no hay nada que restaurar porque no estamos estropeados. Lo podemos abrazar íntimamente para sumergirnos a estos misterios, saboreando cada matiz.
La vida no volverá a ser como antes, pero sí en muchos aspectos, mejor.
El sentido profundo pone en su lugar cada tramo, cada camino que habíamos tomado con un amor hacia nosotros mismos que antes no conociamos desde un nuevo compromiso.
Sin apretar, sin luchas, sin presiones, la respuesta, el alivio surgirá de forma dulce y serena.